Atraer a 20 millones de visitantes a un destino turístico en constante crecimiento, como lo es la República Dominicana, es una tarea que requerirá de grandes inversiones para mantener variada la oferta de esta industria, desarrollar nuevos polos y, sobre todo, construir nuevos complejos hoteleros y actualizar los ya existentes.
Por ello, Simón Suárez, pasado presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo (Asonahores), recordó que Puerto Plata es un ejemplo de cómo el desarrollo de un polo turístico se puede paralizar por la falta de incentivos. Dijo que esa provincia recibía hasta el 34 % del total de turistas extranjeros en el 1996, y pasó a solo 5 % en el 2023.
“El desmonte del posicionamiento de Puerto Plata fue tan acelerado hacia abajo, que no ha sido posible revertirlo todavía”, señaló, indicando que la provincia ya figura dentro de los destinos en los que se aplica la ley de incentivos, pero que le costará mucho volver a recuperar su protagonismo como polo turístico.
Usualmente, se habla del sector turístico como una actividad económica madura, que puede continuar su crecimiento sin ayuda de beneficios fiscales. Sin embargo, Suárez entiende que este concepto aplica a las industrias o a la agricultura, pero no al turismo, por la naturaleza de este segmento productivo.
«Una actividad minera madura, cuando la mina acaba. El sector agrícola madura cuando ya no hay más tierras para sembrar. El turismo no tiene ninguno de esos topes, el concepto de maduración no existe, porque tenemos el país entero para desarrollar» dijo.
Suárez realizó dichas declaraciones al participar en una entrevista para Diario Libre, junto a David Llibre y Aguie Lendor, presidente y vicepresidente de Asonahores respectivamente.