La pandemia ha provocado que numerosos destinos se replanteen la forma de acoger a los visitantes. Es el caso de Hawái (Estados Unidos), cuyos ciudadanos lamentan el efecto del turismo masivo en sus islas: más tráfico, destrucción de algunas playas o el aumento del coste de la vida.
Durante el 2019, el año de referencia prepandemia, Hawái recibió un total de 10,4 millones de visitantes, cuando las islas cuentan con una población de 1,5 millones de habitantes. A pesar de que el turismo generó para la economía del estado 2.070 millones de dólares, los hawaianos indicaron en una encuesta realizada por la Hawaii Tourism Authority que rechazaban el regreso del turismo masivo a sus islas.
John De Fries, presidente de la Hawaii Tourism Authority, explica al diario Bloomberg que la tranquilidad vivida durante el 2020 fue “algo eufórico” para los lugareños. No obstante, tal y como afirma De Fries, “no era sostenible, pero tampoco lo es el auge del pasado mes de julio”, cuando visitaron el lugar un 21% más de turistas que en 2019.
Por todo ello, Hawái ha creado un plan estratégico que se extiende hasta 2025 y que va a cambiar su modelo turístico, haciendo que sea más sostenible. En primer lugar, la Hawaii Tourism Authority estará dirigida mayoritariamente por nativos hawaianos y, por el momento, algunas de las medidas aprobadas son:
Reserva previa para acceder a atracciones naturales populares.
Mayor implicación de las empresas en la educación al turista. Por ejemplo, Hawaiian Airlines comenzó en septiembre a transmitir un vídeo recordando ciertas normas a los viajeros, como el uso de protectores solares respetuosos con los corales.
Posiblemente, se empiece a cobrar una tasa de conservación a la llegada.
Ofrecer a los turistas una versión menos colonial de la cultura hawaiana.
Se animará a los visitantes a retribuir a la comunidad o el entorno.