Era lógico que las grandes aerolíneas, confrontadas con el Covid, dieran de baja sus grandes aviones 747, de baja eficiencia en el consumo. Hicieron lo mismo con los A380, aunque no en todos los casos. Pero de pronto vuelven los viajeros, la normalidad parece imponerse y se encuentran sin flota. Es el caso de Lufthansa, que de pronto no sólo descubre que había retirado muchos aviones, sino que su encargo de B777X no llegará tiempo porque Boeing tiene un lío interno que no le permite certificar este avión .
Así que ayer anunció una decisión rápida: compró siete Dreamliners 787-9, para paliar su urgencia. Y mantiene los pedidos que ya tenía de este avión (otros 25) y los del 777X, para los que tiene veinte órdenes en firme.
Esto desde el lado de los pasajeros. Pero Lufthansa, como casi todas sus rivales, ha vuelto a la carga como consecuencia de las urgencias que se han visto en el mundo del transporte y ha encargado otros siete 777-8 Freighters, o sea sólo para carga. Este avión sí se está fabricando y entregando.
“La modernización continua de la flota de larga distancia de Lufthansa Group es una de nuestras principales prioridades. Por lo tanto, estamos muy contentos de seguir invirtiendo en la última generación de aviones Boeing. La compra complementará nuestros pedidos existentes y reducirá aún más nuestros costos operativos, mejorará eficiencia de combustible y brindar experiencias de vanguardia a los clientes. Además, la compra destaca nuestro compromiso con la mejora de la aviación sostenible”, dijo Detlef Kayser, miembro de la junta ejecutiva de Deutsche Lufthansa.
“Cada uno de estos aviones reduce las emisiones entre un 15 y un 25 por ciento en comparación con los modelos anteriores con una huella de ruido hasta un 50 por ciento menor que sus predecesores, lo que ayuda a avanzar en los objetivos de sostenibilidad del Grupo Lufthansa”, señaló el fabricante.