El mal del transporte turístico en la zona Este se ha enquistado por la dejadez de las autoridades del país y por el miedo, pavor en unos casos, que sienten las asociaciones turísticas a las fuerzas que controlan ese sector.
Si, pavor de los ministerios y de las asociaciones turísticas a quienes hacen y deshacen a su antojo en el mundo del transporte de turistas. Una sumisión y permisividad que ha traído consigo estas fatales consecuencias.
Este lunes publica un artículo la directora de Diario Libre, Ines Aizpun, acerca de las fatales consecuencias que están generando a los dominicanos y al turismo el descontrol del transporte por carretera y que ella sintetiza acertadamente en un fallo «del sistema».
Un mal crónico que se podía haber evitado a tiempo si en su momento hubiesen actuado las autoridades exigiendo el cumplimiento de la ley para los que no respetan las más elementales normas de seguridad en las carreteras.
E igualmente si los propietarios de las guaguas hubieran llevado a cabo un ejercicio de formación y pedagogía entre los conductores, que se comportan de manera impulsiva al volante porque se lo han permitido y se sienten a gusto en algunos casos conduciendo temerosamente.
Es el sistema, sí. Pero todos formamos parte de él, desde autoridades a hoteleros, asociaciones y los que toleran y se hacen el tonto con las organizaciones y equipos del mundo del transporte.