Me embarga un temor asfixiante por la orientación ambigua que nuestros congresistas están dando a la visión del Código Penal, en relación al papel fundamental de la familia en el desarrollo de la sociedad.
Sin darnos cuenta nos estamos acercando más a aquellos países donde «el estado» sustituye la familia.
Comunidades donde tradicionalmente los hijos abandonan sus padres a temprana edad, y, si no lo hacen, los padres los echan. Solo hay que observar, como muestra, el cuadro patético del hijo enemigo del padre, que es muy usual en la mayoría de las películas realizadas mostrando una buena parte de la sociedad norteamericana; igual los padres ancianos que solo esperan por una llamada o visita fugaz del hijo en «thanksgiving», sin importar la distancia donde vivan.
En gran medida esto se provoca por una legislación que criminaliza el castigo físico o emocional, A CUALQUIER NIVEL, en la educación del joven, rompiendo ese natural vínculo de dependencia mutua que la convierte en un núcleo sólido por siempre, mismo que es muy caracteristico de las familias dominicanas.
El día que veamos un padre preso, en nuestro pais, por haber castigado un hijo, perderemos esa alegría y bondad que el mundo reconoce; porque una vez que se genera la falta de respeto a los padres, legalmente apoyada e incitada, ese joven no respetará a nadie más, incluyendo al estado mismo.
Mucho cuidado congresistas, hay cosas que debemos tratar de copiar de otras sociedades, algunas más desarrolladas; …Otras no.
Legislemos y eduquemos para evitar el maltrato, no así el castigo intrafamiliar; esa línea divisoria debe ser incluida en el código.
Aclaro: mi esposa y yo tenemos una orgullosa familia de 5 hijos, 5 esposos(as) totalmente integrados y 10 nietos que nos adoran; … aunque les demos «su cocotazo» de vez en cuando.