Kevin Strickland fue condenado a cadena perpetua cuando tenía 19 años por un triple asesinato ocurrido en Kansas City en 1978. Con 62 años, y tras pasar 43 de ellos entre rejas, un juez del Estado de Misuri ha absuelto este martes a este afroamericano por considerar que se había cometido un error judicial. Strickland es el reo que más años ha pasado por equivocación en prisión en Misuri y uno de los que más tiempo ha estado encarcelado erróneamente en la historia de Estados Unidos.
En su dictamen, el magistrado James Welsh concluye que no existió “ninguna prueba física que implicara directamente a Strickland” en el asesinato del 25 de abril de 1978 de Sherrie Black, Larry Ingram y John Walker en Kansas City, quienes fueron atados y fusilados por un grupo de cuatro personas.
“Strickland fue condenado únicamente con el testimonio de una testigo, [Cinthya] Douglas, que más tarde se desdijo de sus declaraciones, en las que lo había identificado como uno de los cuatro autores” del crimen, argumenta Welsh en su resolución. En consecuencia, el juez pidió “la liberación inmediata” del preso.
El primer juicio de Strickland resultó nulo, ya que el único miembro afroamericano del jurado no le consideraba culpable. En un segundo proceso, en el que el jurado estaba compuesto íntegramente por blancos, el entonces joven de 19 años fue declarado culpable. Strickland, que fue detenido cuando su hija contaba apenas siete semanas de vida, siempre ha proclamado su inocencia.
Tanto una de las supervivientes del crimen, Cinthya Douglas, como uno de sus autores, Vincent Bell, contaron en varias ocasiones que estaba en la cárcel encerrado el hombre equivocado. En el caso de Douglas, un abogado le dijo a esta mujer, que murió en 2015, que no intentara reabrir el caso o de lo contrario sería acusada de perjurio.
Solo cuatro meses después de que Strickland ingresara en prisión, Bell dijo en un tribunal que Douglas “había cometido un error del demonio” al confundir a Strickland con otro adolescente que formaba parte del grupo del primero. Bell insistió varias veces durante su proceso en que Strickland no estuvo nunca en la escena del crimen.