La pandemia no ha terminado y probablemente sus consecuencias sigan constituyendo una carga a superar por varios años, tanto para la economía como para la sociedad dominicana. El contexto invita a una reflexión sobre los retos y perspectivas para el presente año.
Un punto de partida es clave. El sector industrial ha mostrado una extraordinaria resiliencia durante este duro proceso global y está armado de confianza y optimismo al definir un horizonte claro: la reindustrialización del país, el avanzar hacia ser una potencia industrial en la Región.
Punto de partida
Al hablar de retos y perspectivas es importante establecer el punto de partida: una industria fuerte, que contribuye significativamente al bienestar económico y social de la nación, abanderada del crecimiento de las exportaciones y de servir al mercado interno productos de calidad mundial, extendida por toda la geografía nacional.
Ese punto de partida implica, entre otras estadísticas destacadas y cada vez más positivas:
- Existencia de más de 6,000 industrias manufactureras generan riquezas en todo el territorio nacional, transformando la vida de la nación y de las comunidades que la componen.
- El sector representa alrededor del 32% del producto interno bruto (PIB). De cada 10 pesos que genera la economía, la industria aporta 3 pesos.
- Más de 440,000 plazas de trabajo directo (más de 280 mil empleos en la manufactura local, siendo el 70% empleo formal).
- Un salario promedio superior en más de un 50% del salario mínimo más alto del país y más del 25% del promedio de los salarios en el sector privado.
- Un aporte de más del 25% de las cotizaciones del sector privado a la seguridad social.
- Aporta sobre el 32% del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS). Además, representa más de un 27% del total de los ingresos tributarios, siendo así el sector, con relación a su participación en el PIB, que más ingresos tributarios aporta a la economía (más del doble de su participación).
- El 39% del total de las exportaciones corresponden a productos nacionales que se colocan en 122 destinos.
La lista de cifras significativas es grande incluyendo temas como importación de maquinarias y equipos, crecimiento en el crédito financiero demandado por el sector, participación en las licencias ambientales emitidas en el país, conversión de cada vez más empresas al uso de energías renovables, incremento de registros sanitarios, garantía de la seguridad alimentaria, entre otros aspectos.
Sin embargo, también ha de mencionarse como punto de partida para establecer retos y perspectivas el incremento de los precios internacionales de los commodities y el petróleo, las dificultades logísticas internacionales que afectan el transporte y la incertidumbre sanitaria todavía reinante. Son externalidades a tener sobre la mesa.
Perspectivas y retos
Los choques en la cadena de suministro han encarecido los costos de producción, convirtiendo la inflación en un factor de riesgo significativo para la economía dominicana. El Banco Central, al incrementar la Tasa de Política Monetaria, busca un equilibrio entre precios y crecimiento.
Además, ha de tomarse en cuenta que factores como precios del petróleo, materias primas y fletes suelen tener efectos rezagados sobre la inflación.
El Gobierno ha anunciado que no son factibles nuevas medidas de cierre. El convivir con la pandemia es parte de la situación actual y parte de nuestra perspectiva para este año. Esto ofrece certeza a los sectores productivos, pero el curso de la pandemia sigue siendo un elemento de riesgo a tomar en cuenta. El sector industrial ha de seguir apoyando las jornadas de vacunación y la aplicación de los protocolos sanitarios vigentes, dentro y fuera de sus empresas.
En términos de inversión, ya la AIRD anunció que tan solo 64 empresas harían una inversión de casi 80 mil millones (equivalente al 1.3% del PIB). Esto implica generación de empleos, fortalecimiento de la capacidad exportadora, desarrollo en las diversas regiones y avances hacia ser potencia industrial de la Región. Este anuncio no agota toda la inversión que impulsará el sector, pero es representativa. La privilegiada posición geográfica del país ante la tendencia internacional del “nearshoring”, la estabilidad política y social y el ambiente de gobernabilidad que se evidencia cada vez menos en varios países de Latinoamérica, abre enormes oportunidades para la inversión y las exportaciones y, por lo tanto, para la industria nacional.
En cuanto a retos, la reindustrialización es un gran giro posible para el país. Un giro que tiene elementos estructurales de cambio que será necesario apuntalar, definir, impulsar. Algunos elementos que contribuirán a transitar ese camino son:
- La necesidad de entender que este proceso de industrialización nos acerca a la Industria 4.0 y que, por lo tanto, es sumamente importante continuar impulsando la innovación y la transformación digital de la industria, bajo esfuerzo público-privado, la articulación de las empresas con los centros académicos y el impulso de la innovación al interior de las empresas, incrementando la productividad.
- Es necesario seguir fortaleciendo la logística y la conectividad.
- El impulso de los encadenamientos productivos.
- El reto de continuar avanzando en lo educativo y en la formación técnico-profesional, así como en la adecuación de las regulaciones laborales.
- Continuar creciendo en las exportaciones, sin descuidar nuestro mercado interno.
- Facilitar y simplificar la permisología existente.
- Seguir aprovechando la nueva Ley de Proindustria para fomentar la inversión, expandir y modernizar la planta productiva nacional y posicionar al país como la potencia industrial del Caribe.
- Promover más y más el consumo de lo HechoenRD. Los productos dominicanos tienen calidad mundial.
- Continuar la lucha contra los ilícitos. Es una forma de defensa de la industria nacional, pero también una forma de defensa de la salud de los consumidores y de las arcas del Estado.
El 2022 es un momento de riesgos y oportunidades. Depende de todos que las oportunidades sean aprovechadas y los riesgos minimizados.
República Dominicana puede convertirse -como se ha dicho- en potencia industrial de la región, entrando en una época de esplendor para la industria: más fuerte, más sostenible, fuente de más y mejores empleos y de bienestar social. Es reto y visión.