En lo que representa una medida de control ante cualquier variante del Covid-19, Estados Unidos, Japón, Malasia, Taiwan, India e Italia, han decidido retomar algunas normas sanitarias a los turistas chinos, exigiendo a los viajeros del gigante asiático pruebas negativas para acceder a sus territorios.
En el caso de Italia, la medida se ha tomado luego de que en un vuelo que aterrizó en el aeropuerto de Milán el 26 de diciembre, el 52% de los pasajeros resultarán positivos.
China, al contrario de lo que hizo a principios de 2020, ha anunciado que sus fronteras, después de más de 1.000 días selladas, se reabrirán a partir del 8 de enero. Pero ahora está probando de su propia medicina. El país que ha pasado tres años restringiendo vuelos internacionales, prohibiendo la entrada a turistas y obligando a hacer largas cuarentenas a sus nacionales y extranjeros con permiso de residencia, se encuentra con que son otras naciones las que ahora levantan barreras a los vuelos que salen de China por miedo a que aparezcan nuevas variantes del virus.
«La falta de transparencia sobre el Covid es preocupante porque no sabemos qué variantes están circulando allí en este momento y si esas variantes son diferentes en términos de su respuesta a la vacunación», ha advertido el virólogo australiano Dominic Dwyer, uno de los expertos que participó en el viaje que la OMS organizó a Wuhan a principios de 2021 para investigar los orígenes de la pandemia, según recoge la prensa europea.
La respuesta internacional a la primera gran ola de contagios sin control en China no ha hecho ninguna gracia en Pekín. El miércoles, Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, acusó a los países occidentales y a los medios de «exagerar» y «distorsionar los ajustes de la política de Covid de China».