David Collado puso en marcha nada más llegar al Mitur un plan de ayudas a las aerolíneas y turoperadores que fue, además de rápido, certero. Las compañías aéreas son más vitales para el turismo que los hoteles, la oferta complementaria y los negocios que operan en su entorno: sin vuelos no hay paraíso. De ahí que el Ministerio de Turismo deba analizar con detenimiento todos los pasos a dar para seguir con esas ayudas.
Porque hay matices. Como departamento dedicado en esencia al turismo, para el Mitur no ha de ser lo mismo, no debería serlo, apoyar a compañías centradas en los vuelos turísticos que a las que transportan básicamente pasajeros nacionales. Estas están en su derecho de solicitar subvenciones, pero a un ministerio que no sea el de Collado, nacido para captar clientes de fuera del país.
Además, el ministerio tiene que estar vigilante con los proyectos aéreos que sustentan. No es la primera vez que al Mitur les proponen, y este acepta, planes de vuelos que luego no se llevan a la práctica, como el del enlace a Nueva York de una aerolínea española, entre otros jamás realizados. Hay que estar alerta con los que se pasan de vivos.
Mitur hará bien ayudando a las aerolíneas integradas en turoperadores, desde las estadounidenses a las canadienses pasando por las puramente turísticas de Europa y Latinoamérica. E igualmente será plausible que apoye iniciativas serias que contribuyan a generar más tráfico aéreo turístico, que es el que sirve para que los hoteles se ocupen y, por tanto, da vida a los destinos turísticos. O sea, al país.