Cada año, la Bahía de Samaná, al noroeste de República Dominicana, recibe cientos de ballenas jorobadas. Si bien los primeros ejemplares suelen ser vistos a partir de noviembre, la temporada oficial es entre enero y marzo. Estas visitas no solo convierten al destino turístico en un espacio importante para la conservación y sobrevivencia de estos colosos del mar, sino que también dinamizan la economía de la zona.
De acuerdo con datos de Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Mimarena), las visitas durante el primer trimestre del 2024 a los santuarios marinos Banco de la Plata y Banco de la Navidad ascendieron 61,558 personas. Del total, 20,891 fueron dominicanos y 40,667 extranjeros que llegaron motivados por el avistamiento de ballenas jorobadas.
La observación de estos mamíferos marinos representa una de las principales fuentes económicas para la zona, de acuerdo con Kim Beddall, experimentada guía de observación de ballenas y propietaria de Whale Samaná. En conversación con este medio, señaló que muchos propietarios de embarcaciones hacen “negocios” con entidades financieras, respaldados por las visitas de turistas que cada año llegan a ver ballenas jorobadas.
Actualmente se conceden como máximo 43 permisos a 27 empresas y 17 operadores individuales aproximadamente, mientras que en Banco de la Plata se han concedido tres permisos a tres empresas de observación de ballenas en la Bahía de Samaná. Los visitantes pagan un promedio de RD$250. En ese sentido, se estima que las recaudaciones este año ascienden a más de RD$15 millones.
Todas las embarcaciones que participan en la observación de ballenas deben pasar una inspección a cargo de oficiales de la Marina Militar y expertos del Ministerio de Medio Ambiente (por ejemplo, de la integridad del casco de la embarcación, la radio VHF y otras medidas de seguridad a bordo).
A las embarcaciones autorizadas se les entrega una bandera para identificarlas como embarcaciones de observación de ballenas reconocidas oficialmente. Las tarifas de permisos que se recaudan se utilizan para ayudar a financiar la administración y el funcionamiento del sistema de gestión conjunta, que requiere supervisión y vigilancia.
La supervisión corre a cargo de inspectores y observadores designados por el Gobierno, que acompañan a las excursiones en embarcaciones autorizadas, y deberán notificar cualesquiera infracciones a la Marina Militar. Una embarcación del Ministerio de Medio Ambiente/Administración del Santuario patrulla también la zona de observación de ballenas, y las autoridades en esta embarcación, así como la Marina Militar, tienen derecho a imponer sanciones.
Solo en 2021 se registraron 605 ballenas jorobadas en Samaná, una cifra que había aumentado 944 un año después, la mayor cantidad en los últimos cinco años, de acuerdo con datos suministrados por el Mimarena. En 2023, la cantidad de avistamientos sumó 688.
Aumento de cruceros
República Dominicana tiene una apuesta pública hacia el turismo de cruceros. Un claro ejemplo es la cantidad de pasajeros en embarcaciones reportadas en los puertos a nivel nacional. Se trata de una cifra que se duplicó desde 2019, cuando se notificaron 1,103,898 hasta 2023 cuando alcanzó los 2,258,941.
En esa misma medida, el flujo de cruceros y yates en la zona de reproducción se prevé aumente con la construcción de dos puertos en la Bahía de Samaná. Por un lado, el puerto Duarte en Arroyo Barril, con una inversión de US$68 millones, se convertirá en una terminal de cruceros bajo un contrato de alianza público-privada, con la proyección de recibir unos 300,000 cruceristas en su primer año de operación en 2025.
También está la terminal turística y de cruceros Samaná Bayport, ubicada en el malecón de Santa Bárbara, se encuentra en fase de construcción y tiene previsto su primer arribo para el 7 de noviembre de 2024. Esta última, de hecho, reporta llegada de cruceros a pesar de encontrarse próximo a puntos de avistamientos de ballenas jorobadas en las últimas décadas. Entre enero y marzo de 2023, de las 81 embarcaciones que llegaron a Samaná, y de manera específica a Santa Barbara, 19 fueron cruceros y 57 yates.
En el primer trimestre 2024, temporada de reproducción de ballenas jorobadas en la Bahía de Samaná, llegaron 275 buques de cruceros al país, lo que representa una disminución de un 12% al comparar con igual período del 2023, de acuerdo con datos de la Autoridad Portuaria Dominicana (Apordom). De ese total, 54 llegaron de manera específica Santa Barbara. El reporte de Apordom detalla que 18 transportaban 32,334 cruceristas, además de otros 36 yates en la zona.
Un reportaje de elDinero, titulado “República Dominicana tiene un “enorme” potencial para desarrollar el turismo náutico”, da muestra de las posibilidades económicas que ofrecen esa alternativa para el país. Con aproximadamente 1,288 kilómetros de costa y sus islas adyacentes, el destino se posiciona como un escenario ideal para aventurarse en la travesía marítima, abriendo las puertas al turismo de velero, pesca deportiva y yates de lujo.
Anualmente, a los puertos a nivel nacional arriban alrededor de 3,000 embarcaciones (yates, ‘sportfish’, veleros-catamaranes y lanchas de tránsito), equivalente al 10% de unas 30,000 embarcaciones que cruzan por el Caribe en la temporada alta, la cual se registra durante el invierno en Europa y los Estados Unidos. Es decir, la temporada alta de ballenas en la Bahía de Samaná.
Otro reportaje de este medio, titulado “¿Ballenas jorobadas o cruceros? Batalla de colosos del mar en Samaná”, da muestra del probable impacto negativo que un aumento de embarcaciones en Samaná podría tener en esos mamíferos marinos, debido a colisiones, contaminación por desechos o combustibles, además de la interferencia acústica, que afectaría de manera directa a los neonatos de ballenas nacen en aguas nacionales.
Recientemente, en mayo de 2024, un barco crucero que atracó en un puerto de Nueva York tenía a todo lo largo de su proa a una ballena muerta de 44 pies de largo (13.4 metros), indicó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, que realiza una investigación.
Como señala el reportaje sobre ballenas jorobadas y cruceros en Samaná realizado por este medio, este tipo de incidente puede ocurrir porque un barco grande crea algo llamado “efecto nulo de proa”, que bloquea el ruido del motor en la proa, creando una zona tranquila frente al barco y dejando al animal acuático inconsciente del peligro inminente.
Este fenómeno ocurre debido a que el ruido del motor de carga ubicado en la parte trasera frecuentemente queda enmascarado o bloqueado por la parte delantera de la embarcación. Muchas veces una ballena o tortuga marina ni siquiera oye que un barco se acerca hasta que es demasiado tarde.