El acuerdo de cielos abiertos, visto como un «gran reto» por los pilotos dominicanos y duramente cuestionado por el empresario Omar Chahín, sigue generando preocupación en sector aéreo nacional. Ahora, compilan los aspectos que, aseguran, ponen en desventaja al país frente a los gigantes del mercado de EE.UU.
En un extenso comunicado publicado este jueves, Chahín dice que se desprende de su condición de presidente de la Asociación Dominicana de Líneas Aéreas (ADLA) y presidente de la aerolínea Air Century para ofrecer su opinión como experto en el sector sobre el convenio rubricado la semana pasada en el Palacio Nacional, evento al que asistió, pero aclaró que su presencia «no significó un endoso».
«Es difícil proyectar la dimensión del impacto positivo o negativo que el acuerdo pueda tener, tanto para los usuarios como para la industria aérea nacional», dijo el veterano empresario antes de esbozar sus dudas respecto a las ventajas ampliamente ventiladas por las autoridades dominicanas que brindará el acuerdo y las que considera «no resultan tan bondadosas».
- El primer punto tocado por Chahín fue el incremento de las frecuencias y ofertas aéreas, advirtiendo que desde antes de este acuerdo ya «las autoridades dominicanas habían flexibilizado el proceso de designación de rutas a aerolíneas norteamericanas más allá de lo pactado en el acuerdo bilateral entonces vigente», agregando que el instrumento no significó una limitante para que las compañías aéreas de Estados Unidos explotaran rutas entre su país y la República Dominicana.
- También cuestionó la incidencia del acuerdo en la reducción de los precios de los boletos aéreos, al señalar como el principal obstáculo para lograrlo las tasas e impuestos que el Estado dominicano aplica para el transporte aéreo local y lo acusa de crear una «una falsa expectativa» entre la población sobre este aspecto.
«Para verlo en cifras llanas, las tasas superan los 100 dólares más el Itbis (Impuesto a las transferencias de bienes industriales y servicios) de 18 % sobre la tarifa, número que supera por mucho la carga pagada en cualquiera de los estados de EE.UU. por el mismo concepto», explicó Chahín sobre las desventajas de las aerolíneas dominicanas frente a su competencia norteamericana. Dijo que solo en el último año las empresas nacionales han sufrido alzas de las tasas en dos ocasiones.
- Sobre la incidencia del acuerdo en la competitividad, el empresario señala que para que esto sea realidad debe existir «una relativa equidad» y una vez más plantea la desigualdad entre las líneas aéreas nacionales y las estadounidenses en cuanto a los beneficios que perciben para operar.
«¿Podemos hablar de competitividad, cuando en el 2020 las líneas aéreas norteamericanas recibieron más de seis millones de dólares en un plan de rescate, mientras las aerolíneas dominicanas se vieron obligadas a pagar el impuesto del 1 % sobre los activos? Yo diría que no, pero ahora ellas pueden servir los mercados que, nosotros como dominicanos, teníamos el privilegio de operar. ¿Qué pasará entonces? Nadie sabe», sentenció el empresario.
Omar Chahín considera «natural» cuestionar el asesoramiento en materia de transporte aerocomercial de pasajeros y caja que recibió el equipo dominicano responsable de la revisión del acuerdo para lograr que el mismo pudiera adecuarse a la realidad y necesidad de cada uno de los países firmantes y sobre todo para «preservar las garantías necesarias» para el sector dominicano.
«Son más las incertidumbres respecto al acuerdo que las posibles certezas, no obstante, tenemos la esperanza de que resulte positivo tanto para los usuarios como para esta hermosa industria aérea nacional, que con mucho esfuerzo y sudor nos ha costado levantar aun a contracorriente y que continúa encontrando obstáculos para su evolución y sano desarrollo», fueron las palabras finales del empresario.
El miedo de los pilotos
Un conjunto de organizaciones de pilotos aviadores de la República Dominicana emitieron un comunicado tras recibir una copia del tratado firmado con el gobierno estadounidense y expresaron su preocupación de que el mismo «termine acabando con el poco desarrollo que en los últimos años se ha alcanzado en la aviación civil dominicana», señalando como amenaza la competencia directa con las aerolíneas estadounidenses.
En virtud de evitar este panorama, los representantes del sector pidieron al gobierno dominicano crear una mesa de trabajo que involucre a todos los actores del sistema y que dé como resultado un plan nacional para desarrollar la aviación dominicana y subsanar los elementos que crearían una desventaja ante el blindado mercado estadounidense.
Advirtieron que la estrategia de competitividad aeronáutica, la cual indicaron que es inexistente en este momento, debe incluir aspectos educativos, financieros, estructurales y legislativos, así como medidas que mejoren la situación laboral de los pilotos.
Además, propusieron un incentivo de reportes de seguridad operacional a través de programas similares al ASAP de los Estados Unidos y una colaboración que involucre a las escuelas de vuelo, los aeroclubes, las universidades y las asociaciones de profesionales, para mejorar la oferta educativa y el acceso a créditos educativos de bajo costo.
Las organizaciones advierten que «si realmente queremos competir contra ellos (Estados Unidos), debemos trabajar para ponernos a su nivel, al menos en términos educativos y laborale