Santiago, RD
Encontrar una trabajadora doméstica en Santiago y otras partes del Cibao es como si fuera «buscar una muela de garza o una aguja en un panal”, porque no aparecen.
Ante la escasez de dominicanas para las labores de limpieza y cuidado de niños y ancianos en muchas casas, hay personas que sirven de intermediarias, cobran dinero a los interesados para ubicar a personas del sexo femenino con interés de asumir el trabajo de doméstica en casas de familia.
Sin embargo, casi siempre la mayoría de las contratadas son de origen haitiano, porque las dominicanas no quieren ese tipo de trabajo por las humillaciones y malos tratos que recibían las trabajadoras domésticas en tiempos pasados por parte de sus contratantes.
“Me hubiese gustado una dominicana, pero ante la desesperación acepté a una haitiana”, dijo a Listín Diario la comerciante Georgina Beltrán, que dice pagó 2,500 pesos a una mujer que tiene una pequeña empresa que se dedica a ubicar mano de obra difícil de encontrar.
Independientes
Juana Mercedes García, residente en el sector de Cienfuegos de Santiago, declaró que desde hace tiempo se dedica a limpiar casas en esta ciudad, pero de manera independiente.
“Actualmente tengo once, cobro entre 1,800 y 3,000 por limpieza en cada casa, dependiendo su tamaño, hay más personas que quieren mis servicios, pero no doy abasto porque mi hija antes me ayudaba, pero se casó y se mudó para Mao”, enfatizó García.
Otras mujeres que a raíz de la pandemia quedaron cesantes, se dedican ahora a limpiar casas y locales por ajuste.
“A mí me suspendieron de una tienda de tejido donde trabajaba cuando se produjo una reducción drástica del personal a comienzo del Covid-19 en el 2020, desesperada con tres hijos de 9,11 y 16 años, comencé a tocar puertas en algunas casas y ofrecer mis servicios de limpieza, recuerdo que el primer trabajo lo hice en el Ensueño, me dieron mil pesos, el trabajo valía más, pero tenía que llevar comidas a mi casa”, comentó.
Sostuvo que ante la escasez de trabajadoras domésticas en Santiago, otras personas las contrataron para que limpie sus casas, lave y planche.
“Ya tengo 15 clientes, hay más personas que quieren que les trabaje, pero no puedo forzarme tanto”, significó. Dijo que hace seis meses la llamaron de la tienda donde laboraba, pero que rechazó la oferta porque limpiando casas, lavando y planchando de manera independiente, gana seis veces más de lo que devengaba cuando era empleada, comentó.
Muchas parejas con hijos pequeños trabajan y se quejan de que no tienen con quien dejar el cuidado de sus niños y tampoco quienes les de mantenimiento a las casas cuando están en sus labores.
Viendo esa necesidad, hay mujeres en varios sectores que se dedican al cuidado de niños en sus casas y otras a lavar y planchar a interesados teniendo como epicentro sus propios hogares.
Ocupación.
Ante la negativa de muchas dominicanas de trabajar como domésticas, esas labores las están ocupando haitianas, muchas de ellas indocumentadas.
Única opción
“No quería emplear a una haitiana en mi casa, prefería una dominicana, le pagué a un señor para que me buscara una trabajadora, pero la que me trajo es de Haití, no me quedó más remedio que aceptarla porque la necesitaba y no tengo quejas de ella”, dijo Arisleyda Matías.