La industria alimentaria es responsable de un tercio de las emisiones mundiales de GEI y ha sido identificada como el principal impulsor de la pérdida de biodiversidad, lo que demuestra que la actual forma lineal de cultivar y comercializar alimentos no funcionará a largo plazo, ante ello es necesario un sistema alimentario basado en los principios de una economía circular, eliminando los residuos y la contaminación, y promoviendo la circulación de productos y materiales que regeneren la naturaleza desde el diseño.

De acuerdo con el estudio El gran rediseño de los alimentos: regenerando la naturaleza con la economía circular, de la fundación Ellen Macarthur proponen la creación de un sistema alimentario positivo para la naturaleza, lo que significa ir más allá de reducir los impactos negativos del actual sistema alimentario sobre la naturaleza y tener un impacto realmente positivo.

“Nuestro estudio ha demostrado que es posible contribuir a un futuro con emisiones netas cero y que sea positivo a la naturaleza mediante la combinación de cuatro opciones clave de selección de ingredientes y de aprovisionamiento. Es decir, ingredientes que son diversos, tienen un impacto ambiental menor, que son reciclados, y producidos de manera regenerativa”, explicó Luisa Santiago, líder de la fundación Ellen Macarthur para América Latina.

Actualmente solo los cultivos de trigo, arroz, maíz y papas proporcionan el 60% de las calorías del mundo, para aumentar la resiliencia del suministro de alimentos, se requiere aumentar la diversidad genética de los cultivos y el ganado, así, las empresas pueden aumentar la diversidad de ingredientes utilizados mediante la incorporación de una gama más amplia y diversa en sus carteras de productos. Por ejemplo, pueden recurrir a otras plantas como edulcorantes, como las palmeras datileras y la stevia, en lugar de utilizar ingredientes convencionales como maíz, remolacha y caña

“También existe la oportunidad de optar por ingredientes de menor impacto, como el cambio de proteínas animales producidas de manera convencional a proteínas vegetales. Muchas empresas ya están haciendo eso. Sin embargo, pasar de ingredientes animales a vegetales no es la única opción para un menor impacto. Nuestro estudio ha demostrado que, dentro de las geografías modeladas, la sustitución de la harina de trigo convencional por harina de guisantes podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el campo en un 40%”, amplió la vocera.

Entre las oportunidades disponibles para las empresas se encuentra el uso de ingredientes reciclados. Actualmente, un tercio de los alimentos se pierde o se desperdicia. Sin embargo, este alimento o estos coproductos alimentarios pueden convertirse en ingredientes de alto valor. Además de evitar el envío de estos alimentos a los vertederos y sus efectos ambientales conexos, hay una gran oportunidad económica en el aprovechamiento de estos. En este sentido, el mercado de alimentos reciclados está valorado en 46,000 millones de dólares y se proyecta que crezca un 5% anual, gracias a las nuevas tecnologías.

Como se mencionó anteriormente, los ingredientes no son el único aspecto importante a considerarse, sino también cómo se cultivan. Una producción regenerativa de alimentos tiene varios beneficios ambientales y puede conducir a mayores rendimientos y aumentos en la rentabilidad de los agricultores.    

“Las principales empresas de bienes de consumo de movimiento rápido y los minoristas tienen un papel muy importante que desempeñar en el cambio del sistema alimentario actual debido a su poder de influencia. Por ejemplo, en la UE y en el Reino Unido, el 40% del uso de la tierra agrícola está influenciado por las 10 principales empresas de bienes de consumo de movimiento rápido y minoristas. Muchas de estas empresas son parte del problema actual de la industria de alimentos, pero dado su tamaño e influencia, necesitan ser parte de la solución. Ellas pueden contribuir a escala y con la velocidad necesarias para crear un sistema alimentario que es positivo para la naturaleza y que contribuye con los medios de vida de los agricultores actuales y futuros”, destacó Luisa Santiago.

En la práctica, hay varias acciones que estas empresas deben tomar. Pueden crear planes ambiciosos y bien dotados de recursos para hacer realidad el rediseño de sus carteras de productos a una que sea de positiva a la naturaleza. Pueden crear una nueva dinámica de colaboración con los agricultores. Pueden desarrollar productos icónicos para mostrar el potencial del diseño circular de los alimentos. Pueden contribuir para utilizar métricas y definiciones comunes en entornos agrícolas, y pueden defender políticas que apoyen un sistema alimentario positivo para la naturaleza.

Recomendaciones

Aunque en este momento hay pocos productos disponibles para comprar que estén completamente alineados con un diseño circular de los alimentos, para ayudar a estimular el movimiento en esta dirección, los consumidores pueden exigir o buscar productos alimenticios elaborados con ingredientes que sean mejores para la biodiversidad y el clima, tales como ingredientes más diversos, de menor impacto, que sean reciclados y producidos de manera regenerativa, aconsejan desde la Fundación Ellen Macarthur.

“En México, algunas empresas ya están aprovechando algunas de las oportunidades de diseño mencionadas. Por ejemplo, Genius Food es una empresa que utiliza ingredientes reciclados. Ellos compran ingredientes que los agricultores no pueden comercializar (como semillas, tallos y cáscaras) y los convierten en productos de alto valor como polvos y frutas secas. NotCo es otro ejemplo. La empresa ha desarrollado un algoritmo de inteligencia artifical que crea varias combinaciones de ingredientes a base de plantas para reproducir el sabor y la textura de los productos animales. Los ingredientes incluyen vegetales

diversos y poco usuales, además de tener un impacto reducido en el medio ambiente. Hay opciones, pero estas aún no son la norma”, acotó Luisa Santiago.

Desafío

Finalmente, la vocera comenta que para tener los beneficios de una economía circular en los alimentos, las marcas de alimentos y los supermercados necesitan ir más allá de un aprovisionamiento “mejor” de los ingredientes actuales, y en su lugar rediseñar sus carteras de productos. “Entendemos que los desafíos de hacer este rediseño serán diferentes para distintas empresas y ubicaciones. Sin embargo, hay que ir más allá de los retos y examinar las oportunidades de abordar las necesidades de un mercado que se preocupa cada vez más de los aspectos medioambientales de los productos alimenticios, y de abordar los riesgos de permanecer en un sistema alimentario lineal, que es vulnerable a perturbaciones y sigue contribuyendo a los principales desafíos mundiales, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, desafíos que también afectan a la industria alimentaria”, apuntó. La economía circular y las oportunidades del diseño circular para los alimentos ofrecen un marco de soluciones sistémicas que ayudará a lograr una economía que puede abordar los desafíos globales y que realmente funcione a largo plazo.

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