Desde el siglo pasado, la mano de obra extranjera ha estado estrechamente vinculada al sector agrícola de República Dominicana, siendo los últimos años donde la demanda toma fuerza en los principales sistemas de producción agrícola nacional. Con el tiempo, el país se ha convertido en destino de flujos migratorios, incidiendo de manera profunda en la dinámica económica y configuración social del territorio dominicano.

Así lo indica el “Estudio descriptivo-exploratorio sobre el mercado laboral en el sector agrícola y su necesidad de mano de obra extranjera”, realizado por el investigador José Miguel Macías, en conjunto con el Instituto Nacional de Migración (INMRD).

De acuerdo con la investigación, la producción agrícola de República Dominicana depende en más de un 90% de mano de obra extranjera. Además, establece que los trabajadores procedentes de Haití tienen mayor presencia en los campos dominicanos, incluso totalizando el 100% de los cultivos trabajados en algunas zonas del país.

La agricultura dominicana emplea al 8.7% de la población ocupada, de la que el 86.6% trabaja de manera informal, según datos del Banco Central (BCRD), lo que resta atractivo para el trabajador nacional que deja las zonas rurales para buscar mejores oportunidades en las ciudades. La Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI 2017) indica que la población ocupada de inmigrantes haitianos es de 76.8%, de los cuales el 33.8% labora en el sector agropecuario.

Informalidad laboral

El sector agropecuario juega un rol clave en el mercado de trabajo dominicano.

Además, su funcionamiento eficiente es un factor determinante para la seguridad alimentaria y el comercio internacional.

El estudio arrojó que en los casos donde la unidad productiva cuenta con cierto nivel de formalidad, a manera referencial en el marco de este estudio, se observa que un 99% de los productores entrevistados declararon realizar contrataciones verbales e informales, incluso cuando el 7% de las unidades productivas entrevistadas estaban registradas formalmente y el 14% hacía parte de una cooperativa.

La informalidad laboral en el sector agropecuario tiene un origen multicausal, cuyo entendimiento amerita un estudio más profundo.

Sin embargo, existen algunos factores que vale la pena describir de cara a entender los sistemas de contratación y organización del trabajo.

Demanda de puestos de trabajo

La migración haitiana en República Dominicana no es un fenómeno reciente. Desde el siglo pasado existía una estrecha relación laboral, principalmente concentrada en la producción de azúcar de los diversos ingenios que existían en la geografía nacional. Considerando el costo de mano de obra registrado por el Ministerio de Agricultura extrapolado a la producción nacional, se podría estimar que estos cultivos demandan aproximadamente 226,244 puestos de trabajo a tiempo completo al año, de los cuales 93,556, es decir, el 41% se generan en arroz, 12,290 (6%) en habichuela y 120,398 (53%) en plátano.

De estas posiciones se podría estimar, con base en las entrevistas y grupos focales realizados en el marco de este estudio, que al menos el 90%, en un escenario conservador, pudieran estar siendo cubiertas por mano de obra extranjera.

El trabajador dominicano y el campo

De acuerdo con las entrevistas realizadas en el marco de este estudio, los jóvenes dominicanos que habitan en zonas rurales ya no se sienten atraídos por el estilo de vida del campo. Previo a la llegada de internet, la imagen del trabajador campesino era dignificada en el entorno familiar y reforzada por medios de comunicación locales.

En la actualidad, el estilo de vida asociado al trabajo de campo ha perdido atractivo, en comparación con el estilo de vida aspiracional, exclusivamente urbano y rodeado de lujos y comodidades, que se ha popularizado a través de las redes sociales e, incluso, es reforzado por los familiares que viven en el exterior.

Factores como la digitalización de los medios de comunicación, el desarrollo económico que ha experimentado República Dominicana en los últimos años e incluso la diáspora dominicana han influenciado en reducir las notables diferencias culturales que solían existir entre los jóvenes que viven en entornos rurales y urbanos, lo cual ha impactado drásticamente el mercado de trabajo, particularmente la disponibilidad de mano de obra local.

Contratación de trabajadores

La amplia mayoría de las contrataciones de personal, tanto nacional como extranjera, tiende a realizarse en condiciones de informalidad, incluso en casos donde la unidad productiva cuenta con cierto nivel de formalidad.

A manera de referencia, en el marco de este estudio, se observa que el 99% de los productores entrevistados declararon realizar contrataciones verbales e informales, incluso cuando el 7% de las unidades productivas entrevistadas estaban registradas formalmente y el 14% hacían parte de una cooperativa.

Estos ciclos productivos y económicos han llevado al mercado a desarrollar particularmente dos esquemas de contratación y organización del trabajo, uno basado en la relación laboral individual entre jornaleros y productores y otro basado en una relación mercantil entre el productor y una cuadrilla de trabajadores. Según el estudio, los productores visitan las comunidades donde habitan extranjeros y preguntan a estos si desean trabajar con ellos en sus fincas.

Por admin

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