Nueva York, Estados Unidos
Después de años de intentar expandirse a otros sectores, Airbnb, el gigante de los alquileres turísticos, quiere volver a lo básico: ayudar a la gente a ganar dinero con su casa.
«Había tratado de crear demasiadas cosas al mismo tiempo», explica el director ejecutivo de Airbnb, Brian Chesky, en entrevista con la AFP. «Entonces vino la pandemia. Tuvimos que volver a nuestro negocio principal».
La repentina interrupción del turismo mundial fue un shock para esta plataforma digital dedicada a la oferta de alojamiento temporal y forzó el despido de una cuarta parte de su plantilla en 2020.
La pandemia también acabó con la incursión de la compañía en las «experiencias» de viaje, una iniciativa de Airbnb para ofrecer actividades turísticas.
Los números de Airbnb, como los de todo el sector de viajes, había empezado a recuperarse desde que se terminaron los confinamientos para evitar la propagación del covid-19, pero una vez más, se avecinan nubes negras.
«Lo más obvio es que (en la mayoría de los países) probablemente vamos a entrar en una recesión, si es que no estamos ya en una», señala Chesky.
La empresa, que cuenta con unos 6.000 empleados, no tiene planes de despidos a diferencia de los gigantes tecnológicos Meta, Amazon o Twitter.
En cambio, quiere alentar a más personas a convertirse en anfitriones, aumentando las opciones conforme decae la euforia de los viajes que generó la reactivación.
«Tenemos que ser asequibles» en términos de precios, insiste Chesky, para permitir que los consumidores viajen a pesar del deterioro de la situación económica.
«Enorme negocio»
Para enfrentar este reto, se necesitan más anfitriones: «Tenemos que ayudar a la gente a ganar dinero», afirma Chesky, especialmente a aquellos que son reacios a abrir sus propiedades a desconocidos.
Para animar a las personas a anotarse en la plataforma, Airbnb presentó el miércoles un nuevo dispositivo que ofrece a los neófitos consejos de los «superanfitriones» altamente experimentados del sitio que, por una tarifa pagada por la empresa, brindan consejos y sugerencias.
Además, la empresa con sede en San Francisco ampliará sus requisitos de identidad de usuario a más mercados. También dará a los anfitriones herramientas para fijar mejor sus tarifas y ofrecer descuentos.
Airbnb anunció por otra parte el lanzamiento de su tecnología antifiestas en Estados Unidos y Canadá.
Las fiestas son la bestia negra de la compañía: los huéspedes que rompen las reglas y organizan parrandas espantan a los anfitriones actuales y disuaden a los potenciales.
Airbnb aumentó también los daños cubiertos por su plan de seguro interno de 1 millón a 3 millones de dólares.
Chesky no ha renunciado a diversificarse a largo plazo. En cinco o diez años, «espero que hagamos mucho más que hospedar viajeros», dice.
En particular, el emprendedor pretende revivir «experiencias».
«Hay un enorme negocio en el horizonte. Pero va a llevar más tiempo de lo que pensaba (…) simplemente resultó que es más difícil compaginar la oferta y la demanda», concluye.